Una playa de arenas sucias de plumas y de millares de huellas.
Llego donde una mujer que ha salido recientemente del mar. Usa un traje de baƱo de solido prusia, que se pega a su cuerpo cereo, ahora tan pesado.
Sus cabellos humedos y aderezados con arena, le cubren el rostro.
Estoy inmovil frente a ella, quien se recuesta y cierra los parpados sobre una toalla lustrosa.
El mar se encuentra sospechosamente calmado.
- Diego Lazarte